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Cocina, comedor y salón integrados

Una de las razones principales para acometer lo que acabaría siendo la reforma integral de esta vivienda era unir la cocina con el comedor y el salón para lograr una comunicación fluida entre las zonas comunes.
Se buscaba ampliar y, sobre todo, redistribuir el espacio dedicado a la cocina para que esta pasara a ser centro de reunión de la vida familiar y no solo un lugar en el que elaborar comidas. Para ello se diseñó una gran isla central que tan pronto se utiliza para preparar la cena como para que los pequeños de la casa hagan sus deberes. Ubicar la zona de cocción en uno de los extremos de la isla ha sido todo un acierto ya que, por un lado, permite disfrutar de las vistas de la terraza mientras se cocina y, por otro, permite disponer la zona de taburetes en ángulo favoreciendo la conversación.
Otro de los puntos fuertes de esta cocina es su gran capacidad de almacenaje distribuida principalmente en una pared lateral de columnas (que incluyen el frigorífico y congelador integrados), un gran armario despensero y la base de la isla. Todos los armarios incorporan gavetas extraíbles que facilitan que cada cosa tenga su lugar y que todo quede a vista y accesible
Para el mobiliario se escogió un tono verde muy oscuro que se suaviza al combinarse con el acabado en madera de los armarios del frente de la ventana y las estanterías abiertas que enmarcan la pared de columnas. Estas estanterías no solo aligeran visualmente el conjunto sino que, además, son el lugar perfecto para guardar la colección de libros de cocina de los propietarios. La encimera con acabado de mármol de veta muy fina termina de integrar el conjunto.
El resultado es una cocina atemporal y elegante pero sobre todo muy práctica y “vivible”, y perfectamente integrada en el resto de la vivienda.